Para la mujer del signo de Piscis no hay diferencias entre lo que sueña y lo que vive…Y eso le trae muchos problemas, pues no siempre se puede vivir en un sueño, y los sueños rara vez nos enseñan lo práctico de la vida. Para la mujer Piscis hay una batalla constante entre la realidad y la ensoñación y nunca podrá decidirse por una o por otra. Su vida se vive a ojos entreabiertos, pero con otras miradas bien claras: las de la mente, las del corazón, las del espíritu.
La mujer de Piscis es como el símbolo que representa a su signo: esos dos peces que nadan en sentidos opuestos y cuyas trayectorias terminan por crear un único movimiento, que no avanza ni hacia adelante ni hacia atrás, pero profundiza en el alma, en el mundo, en la existencia.
Para las Piscis hablar de profundidad no es algo ajeno: viven siempre bajo las aguas en las que se confunde la realidad y lo que puede ser. Por ello son grandes consejeras y poderosas pensadoras. Lo suyo no es la acción, sino el pensamiento que influye sobre las cosas y las transforma.
Las nativas del signo de los peces son amantes apasionadas, pero aman más al amor que a las personas, y suelen ir en pos de un ideal tras otro, sin hallar a la persona que buscan… pues a mayoría de las veces no saben lo que quieren. Hay que ser muy pacientes con ellas. Hay que esperar a que abran los ojos y algún día no descubran a su lado. Para las soñadoras lo que cuentan son los hechos, no las palabras; las obras, no las promesas.
Para las mujeres Piscis ni el hogar ni la maternidad son prioridades, pero tampoco lo es tener una carrera o desarrollar una profesión… De hecho, viveb al día, dejando que las cosas vengan hacia ellas, y abandonando la barca a la deriva. Ese es su mayor defecto: es necesario que cultiven una mayor entrega a las causas de lo real, a los dominios de lo práctico… O corren el riesgo de que la vida las deje atrás.
A las mujeres Piscis hay que saber aprovecharlas, pues si bien son desorganizadas y poco pragmáticas en el trabajo son visionarias y de ideas grandiosas que pueden ser la diferencia entre el éxito y fracaso. Hay que ponerlas al frente de equipos creativos y dejar que sus ideas sean las que creen la productividad.
Con una mujer nativa del signo de los peces hay que saber irse con cuidado. Hay que dejarse ir con ella en sus ensoñaciones, ir y volver de sus delirios y sueños, y tomar de ella lo que sirve para habitar este mundo. Cuando las tormentas de realidad nos sacuden, no hay que como estar cerca de una Piscis.
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