Señales de que ha llegado el momento de separarse


¿Cuándo se puede decir que una relación sentimental ha terminado o que es hora de dejar de “intentarlo” y separarse oficialmente? Es bueno tratar de superar las crisis y darse segundas (y terceras) oportunidades, ya que las relaciones son un camino de crecimiento que está sembrado de altibajos.

Sin embargo, en muchos casos llega un momento en el que es necesario dejar de luchar contracorriente y admitir que lo que un día fue una relación feliz y plena, hoy es causa de sufrimiento y tristeza.

Si en tu relación se dan todas o la mayoría de estas circunstancias, es hora de que te plantees darla por terminada. Aunque te cueste, el hecho de llevar muchos años juntos o temer a la soledad no son motivos suficientes para mantenerse infelizmente unidos.

Ya no tienes ganas de compartir. Confidencias, planes, sueños… A una parte de ti le gustaría mantener viva la complicidad, pero hacer el esfuerzo te da tremenda pereza. No quieres afrontar más decepciones, discutir ni quedarte con sensación de amargura.

No tienes celos. De hecho, la idea de que tu pareja esté o pudiera estar viendo a otra persona te resulta liberadora. No es que te mueras de ganas de verlos juntos, pero lo percibes como una salida, una forma de acabar con la infelicidad común sin tener que asumir la responsabilidad de iniciar la ruptura.

Prefieres estar con tus amigos. Tal vez los descuidaste un poco cuando estabas en pareja, pero ahora buscas desesperadamente su compañía. Has recuperado esas conversaciones íntimas y terriblemente sinceras que tanto bien te hacen, porque por primera vez en mucho tiempo encuentras a alguien con quien poder desahogarte, que te comprende y no te juzga.

Te sientes solo o sola. Es uno de los signos más descorazonadores del desamor. Convivir y dormir con una persona y, sin embargo, sentir que les separa un abismo. Que ya no tiene sentido intentar que te comprenda o hacer el esfuerzo de comprender al otro, porque es como intentar mover una montaña. Estás tan confusa y cansada que a veces piensas en hablar con un terapeuta o psicólogo porque necesitas que alguien te diga que lo que sientes es correcto y respetable.

Sientes rechazo hacia tu pareja. En ocasiones, las relaciones muy pasionales se avivan con las crisis. Pero cuando él o ella, por muy atractivo que te resultará antes, ya no te despierta deseo, difícilmente se puede recuperar la pasión. En todo caso, tal vez puedan quedar como buenos amigos.

Planeas tu vida en solitario. Aunque quizás no hayan roto, o ni siquiera hablen de sus problemas, en tu interior has comenzado a imaginarte tu vida lejos de tu pareja. Un nuevo apartamento, renovar el vestuario, hacer más ejercicio físico… Sabes que las cosas siempre son más fáciles y bonitas en la imaginación que en la realidad, pero no puedes dejar de fantasear con una vida sin tu pareja.

Te fijas en otras personas. Si has estado muy enamorado, sin duda durante mucho tiempo no has tenido ojos para nadie que no fuera tu pareja. Pero ahora, la idea de tener un pretendiente o flirtear con una desconocida te resulta excitante. Aporta la ligereza y la alegría que le faltan a tu relación.

Sufres por él… pero sobre todo por ti misma. Cuando todavía hay amor en una pareja en crisis, el vínculo que los une es muy poderoso y se aviva gracias a la compasión, a la sincera preocupación por el bienestar del otro. Pero en otras ocasiones llega un punto en el que, por mucha lástima que te dé el sufrimiento de tu pareja, este ya no te conmueve. No estás dispuesto a sacrificarte: necesitas volver a sentirte feliz y con ganas de vivir. Él o ella, crees, debe responsabilizarse de su propia vida y su felicidad. 
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