Cómo es el hombre Leo


Para los hombres de Leo la vida es un reto y aquellos que no comparten su causa son sus enemigos. Los nativos del signo de León son celosos de sus objetivos y de sus sueños, y suelen tomarse con gran celo sus empresas. No les gustan los obstáculos, y sean lo que seas esas fuerzas adversas (situaciones, personas, ideas…) las atacan sin piedad hasta destruirlas. Son agresivos y decididos, y muy de ideas fijas, inmutables. De hecho, les gusta que la vida sea según el modelo que ellos han establecido: las cosas como ellos las ven y entienden, y fuera de ese patrón, nada.

Los hombres del signo del león son los más proactivos y audaces. De ellos es la estirpe de los emprendedores y de los exploradores. No se andan con medias tintas en ninguna de las esferas de la vida: con ellos es todo o nada, siempre. Blanco o negro, bien o mal, cuerpo o alma, odio o amor: los nativos de Leo van a elegir un bando en cada ocasión, y sólo uno. Puede que sea el correcto o no, pero sea cual sea su elección, el Leo va a defenderla hasta las últimas consecuencias.

Como todas las personalidades fuertes, el Leo es de gran carisma y personalidad: un seductor nato que no se detiene ante nada cuando ve frente a sí a la persona que satisface su deseo. Les va el romanticismo a la vieja usanza. Con el leonino se vive un romance en toda regla. Cuando está con su pareja se entregan a fondo y en su totalidad, pero es mejor no ponerles a prueba ni descuidarle. En cuando saben que no son el centro de la atención, buscan otro puerto. No son infieles por naturaleza, sino por aburrimiento. La rutina, para ello, es lo opuesto del amor.

Son padres apasionados e intensos que se desviven por sus hijas, pero viven relaciones conflictivas con sus hijos, pues no dejan de verlos como rivales en el hogar y ante la vida. Tienen un poco de machos alfa, y no toleran compartir el protagonismo. Sufren por celos con sus hijos, su pareja, su familia… No saben compartir escenarios ni corazón, y es mejor darles muestras de afecto en todo momento.

Los Leo en el aspecto profesional no son del trabajo en equipo. Grandes individualistas, crecen y se desarrollan como entes productivos en la soledad, sin la distracción de alguien que les dispute el protagonismo y los méritos. Su pasión por el trabajo sólo iguala su hambre de reconocimiento, y siempre que se les incentive, se puede tener la seguridad de que darán buenos frutos en la tarea asignada.

Acaso el mayor defecto de los Leo sea su exagerada pasión: ese no conocer matices puede ser mortal en más de un sentido. Tienen que reconocer que en todos los aspectos de la vida hay algo más que los puros extremos. Siempre hay una franja gris en la que los opuestos se encuentran y conviven.

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